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¿Existen sanciones para el ciberacoso?

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El ciberacoso implica el uso de dispositivos electrónicos como ordenadores portátiles, tabletas y teléfonos móviles para llegar a las redes sociales, sitios web, mensajes de texto y salas de chat donde el agresor puede atacar a la víctima. Los métodos más comunes de ciberacoso incluyen

– Correos electrónicos persuasivos o abusivos y mensajes de texto amenazantes

– Utilizar las redes sociales para difundir cotilleos

– Publicar fotos o vídeos vergonzosos de la víctima

– Crear perfiles falsos para publicar información falsa o hiriente

El ciberacoso es una agresión psicológica, intencionada y repetida en el tiempo, llevada a cabo por una o varias personas contra otras, utilizando las nuevas tecnologías.

El número de víctimas de este tipo de acoso está aumentando exponencialmente. Algunos estudios revelan que alrededor del 2,9% de los jóvenes afirma haber actuado como acosador, mientras que el 5,9% afirma haber sido víctima de ciberacoso». Además, el 26,6% de los adolescentes practica o sufre ciberacoso» y entre las víctimas, el 50% conoce a sus agresores».

Estos casos son, por desgracia, más comunes de lo que pensamos, pero ¿hay sanciones que respondan a este tipo de abusos?

La respuesta es «sí», y el acosador no es el único penalizado ya que los «espectadores», si los hay, pueden ser perseguidos y debidamente castigados por tener conocimiento de este tipo de delitos y no denunciarlos.

Los espectadores pueden ser activos si alientan y apoyan al agresor reforzando el acoso, o bien, pasivos si tienen conocimiento y observan el acoso, pero no intervienen para detenerlo. De hecho, las investigaciones sobre el ciberacoso han demostrado que las agresiones disminuyen, e incluso desaparecen, cuando los transeúntes muestran abiertamente su repulsa al acoso, denunciando y apoyando a la víctima.

Es decir, cuando la prevención y el diálogo no consiguen resolver los problemas del ciberacoso, los afectados pueden presentar una denuncia penal por delitos de «amenazas y coacciones» o delitos de «injurias y calumnias». Esto conlleva consecuencias legales como antecedentes policiales, internamiento en un centro de menores y multas para los agresores de hasta 16 años. Mientras que los acosadores de entre 16 y 18 años pueden ser castigados incluso con penas de prisión de hasta tres años, órdenes de alejamiento y sanciones económicas.

Por lo tanto, podemos afirmar la importancia de abolir la actitud pasiva de los espectadores ante el ciberacoso ya que, como hemos visto, es un aspecto clave para prevenir este tipo de acoso. También es de vital importancia reunir pruebas que demuestren el abuso para poder frenar y denunciar este acoso de forma radical.

Por último, es necesario recordar que la educación sigue siendo la base para la prevención de este tipo de abuso conocido como ciberacoso.»